martes, 17 de abril de 2018

De la muñeca Karakuri al Robot




Muñeca harukoma: un tipo de muñeca diseñada como juguete para niños. El niño tira de las riendas, y el caballo mueve la cabeza de un lado a otro; la muñeca corre en círculos, como si estuviera cabalgando, para disfrute del niño.

Imágenes: Kodera Kei, vía https://www.nippon.com/es/views/b00907/



 Los karakuri-ningyō (からくり人形). La palabra karakuri se refiere a un dispositivo mecánico que toma a una persona por sorpresa. Implica una magia escondida o un elemento de misterio, y hace referencia a marionetas, muñecos o efigies.
Todos esos mecanismos (muñecas y relojes japoneses, por ejemplo) fueron una derivación de los relojes que empezaron a entrar en Japón a finales del periodo Muromachi (mediados del siglo XVI), junto con los fusiles y otras armas. Dado que el Japón del periodo Edo seguía una política aislacionista, la creatividad y originalidad se acumularon en el interior del país, y el desarrollo de esta tecnología se convirtió en algo único de Japón.

En el siglo XVII el relojero Takeda Kiyofusa construyó la primera muñeca chahakobi, y tras ella se elaboraron varios tipos de muñecos mecánicos, pero la verdadera técnica era un secreto que se transmitía de maestro a discípulo. Hosokawa Hanzō, conocido como Karakuri Hanzō (Hanzō mecánico), publicó un libro llamado Karakuri zui (recopilación de artes mecánicas ilustradas) en 1796, revelando ese secreto al público. Era el primer libro de ingeniería mecánica que se publicaba en Japón.[1]

Los karakuri utilizan movimientos abstractos para invocar un sentimiento o emoción, y se les clasifica en tres tipos diferentes: los butai karakurique son marionetas utilizadas en el teatro; los zashiki karakuri, que son de dimensiones pequeñas y que pueden ejecutarse dentro de una habitación; y los dashi karakuri, que se utilizan en festivales religiosos. Tradicionalmente los karakuri aparecían en festivales y representaban mitos religiosos y leyendas.

La tradición de los karakuri de esconder la tecnología se extendió al uso de marionetas y la robótica, y continúa manifestándose en la cultura popular. Los karakuri influenciarion al teatro noh, al kabuki y al bunraku y directamente contribuyó a la modernización de Japón. Durante el periodo Edo, en el que Japón estuvo aislado del resto del mundo, la cultura japonesa floreció. A pesar del aislamiento, Japón continuó tecnificándose adaptando mecanismos del karakuri a necesidades de la sociedad. La historia de estas marionetas es precedente a aproximaciones modernas del desarrollo de robots antropomorfos.[2]

Teniendo como antecedentes las tecnologías y los conocimientos mecánicos para la creación de autómatas, el paso hacia la producción de autómatas robotizados no resulta disonante o dramático, más bien se trata de llevar la tradición a un segundo nivel, incorporando los adelantos tecnológicos disponibles.
Pasar de la construcción de engranes de madera a metal en ningún caso significa una ruptura cultural, ajena a toda tradición de conocimiento y saberes, más bien es la actualización de lo ya sabido pero actualizado.
A su vez, los conocimientos necesarios para el desarrollo de los karakuri provienen de la experiencia en el desarrollo tecnológico de la relojería en el Japón.
Los relojes mecánicos fueron introducidos en Japón por misioneros jesuitas o comerciantes holandeses en el siglo XVI.
E período aislacionista de Japón (1641), los fabricantes de relojes japoneses se vieron obligados de prescindir de los elementos europeos en los relojes y tuvieron la suficiente habilidad para encontrar la forma de suplir de implementos importados en la fabricación de sus relojes.  Además, los fabricantes japoneses fueron realmente innovadores al adaptar los estándares de uso horario occidental al uso fraccionado del tiempo del Japón de ese entonces.
En suma, en la experiencia de los muñecos Karakuri vemos como una seguidilla de intercambios político-comerciales  permitió la transferencia de tecnologías entre occidente y Japón. Pero lo más gravitante en este punto resulta ser que los artesanos nipones poseían el suficiente conocimiento y capacidad de realizar (Know How), como para tomar estas nuevas tecnologías, desmenuzarlas, adaptarlas y producirlas.
De las muñecas Karakuri al robot había solo un salto tecnológico que el tiempo resolvió a favor del desarrollo de estas tecnologías.


[1] Satō Narumi (2012). Muñecas mecánicas “karakuri”, La relación entre los japoneses y los robots
VidaTecnologíaCultura.Publicado el09.07.2012. Disponible en: https://www.nippon.com/es/views/b00907/
[2] Karakuri-ningyō, los autómatas japonesesRodrigo 19 junio, 2013
Disponible en: https://conoce-japon.com/cultura-2/karakuri-ningyo-los-automatas-japoneses/

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